Los gigantes tecnológicos como Google, Apple, Facebook o Cisco están incluyendo en sus prioridades estratégicas el factor energía, llegando a invertir ingentes recursos en la investigación de renovables y fuentes alternativas. ¿Significa eso una mayor conciencia con los objetivos medioambientales firmados por las naciones en la reciente cumbre de París? No exactamente.
Sin entrar a dudar de las buenas intenciones de los líderes de la nueva economía digital, la realidad es que todas esas compañías dependen en su funcionamiento y en su cuenta de explotación del consumo creciente de energía que requieren sus centros de proceso de datos.
Sorprendentemente, la ecología depende ahora más del ahorro de costes que supone para la industria ser más eficiente en sus demandas, que de los efectos globales que se quieran evitar. Bienvenida sea esta nueva visión que beneficia a todos.
Recientemente, Dow Chemical ha informado que gracias a sus inversiones en TIC sostenibles ha sido capaz de ahorrar energía suficiente como para alimentar todos los hogares de California durante 20 meses. Unos 2 Billones de dólares.
Medir los consumos como plan estratégico
En 2015, Cisco Systems desplegó 1.500 sensores inteligentes de temperatura y energía en las instalaciones de uno de sus fabricantes en Malasya. Tras la experiencia, su vicepresidente John Kern compartió los datos del resultado asegurando que habían detectado la forma de ahorrar energía hasta el 30% de la empleada actualmente, lo que supondría un ahorro de 1 millón de dólares por año. Sorprendentemente, Kern reveló que hasta la implementación de esos sensores, no sabían exactamente cómo y en qué estaban gastando tanta energía. Algo totalmente irracional cuando se trata de su principal coste variable, como ocurre con los grandes centros de datos de los gigantes tecnológicos de los que hablábamos al inicio del artículo.
La capacidad de proceso de datos y equipos computacionales dependen en gran medida no sólo de la tecnología, sino de su consumo energético interminable y las necesidades de refrigeración.
Según una encuesta de IDC a 404 gerentes de centros de datos en EEUU, el presupuesto medio de estos centros es de 1,2 millones de dólares, siendo el 24% de este gasto ocasionado por la energía y refrigeración con un promedio de 300.000 dólares.
Entre las medidas que están tomando estos responsables para reducir esos consumos, según SevOne, es la gestión del flujo de aire o la refrigeración por líquido o impulsores de ventilador de velocidad variable. Otra de las alternativas propuestas es la implementación de unidades de distribución de energía inteligente que no solo proporciona la alimentación a los equipos TI sino que recaba datos sobre el consumo.
En un informe elaborado por Andrew Winston junto a George Favarolo (PwC) y Tim Healy, CEO de EnerNOC, se propone una nueva visión estratégica del tratamiento de la energía como materia prima de las empresas tecnológicas. Por ejemplo:
- Desarrollar un plan global con la alta dirección, considerando la energía como piedra angular y métrica utilizada para la excelencia. La optimización del consumo puede impulsar mejoras operativas generales.
- Establecer metas ambiciosas, siguiendo el modelo establecido de reducción del carbono del 40 al 100% de líderes como Cisco, Disney, Sony, J&J y muchas más.
- Medir los datos energéticos de principio a fin, desde la fábrica hasta el producto, como hace la planta de Saint-Gobain en Ohio que produce 30.000 productos diferentes y cuya medición inteligente ha ayudado a entender el consumo individual de cada uno de ellos para ajustar márgenes y precios.
Todos los especialistas coinciden en la importancia de utilizar sensores inteligentes en toda la cadena de valor, lo que gracias a la tecnología M2M no sólo es posible, sino que se aplica de forma remota en cualquier escenario con dispositivos IoT integrados desde en redes de alumbrado público hasta contadores domésticos de agua.
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