Dentro de un mismo país avanzado subir y bajar archivos puede tener una diferencia de velocidad abismal, tardando en una ciudad horas lo que en otro lleva segundos. Y no es un problema de tecnología. Más bien es una cuestión del derecho a utilizarla. En USA, cerca de 20 estados tienen leyes que prohiben o restringen la banda ancha municipal y así, los vecinos de Dayton, una pequeña ciudad al sur de Tenessee tienen a solo media hora de coche una red de hasta 10 gigabits por segundo en Chatanooga, pero la empresa no está autorizada a llevarla hasta su casa.
Frenando el desarrollo social y económico
El alcalde de Chattanooga, Andy Berke, asegura que la ampliación del acceso a la banda ancha repercute en la atracción de nuevas personas y empresas y promueve la innovación de los residentes y los negocios locales. Todo ello redunda en la creación de empleo y otras oportunidades económicas.
En todo EEUU el 39% de la población rural y el 50% de los residentes con menores ingresos no tienen acceso a internet de alta velocidad en comparación con el 4% de población urbana y el 23% de residentes con ingresos más altos.
Sin embargo, leyes estatales limitan el ancho de banda que las autoridades municipales pueden ofrecer. Pese a ello, Madison —Wisconsin— contrató a un operador privado para ofrecer internet de alta velocidad a los barrios con bajo nivel de renta.
Los defensores de las limitaciones legales argumentan que es necesario que la administración pública no practica competencia desleal y respete el mercado libre. Por ello, algunos estados que ya tienen límites en banda ancha municipal, como Colorado y Wisconsin, están tomando medidas adicionales para garantizar que las empresas privadas sean competitivas con las redes públicas, incluyendo suavizar las regulaciones o hacer concesiones a las compañías que prometen ampliar a las zonas marginadas.
Las leyes estatales varían el bloqueo de banda ancha municipal. Algunos condados y ciudades permiten ofrecer banda ancha, siempre y cuando primero consigan la aprobación del votante o comprueben que las empresas privadas no quieren añadir el servicio en la zona. Otros prohíben que el gobierno entre en zonas donde ya hay proveedores privados.
En Michigan, las ciudades tienen que tomar varios pasos antes de que puedan ofrecer banda ancha, incluyendo la emisión de una solicitud de propuestas desde el sector privado, y completando un análisis de coste-beneficio. A pesar de los obstáculos, algunas ciudades se están moviendo hacia adelante. Holland puso en marcha un proyecto piloto el año pasado que está utilizando una red de fibra óptica existente que ofrece velocidades de Internet casi tan rápido como Chattanooga y está estudiando la forma de ampliar el servicio en toda la ciudad. El vecino municipio de Lake City está considerando la construcción de su propia red.
Y aquí llega Google al vuelo
En algunos lugares Google está implementando su red de alta velocidad usando los postes de electricidad, que a menudo son propiedad de otras compañías y reguladas por los gobiernos locales y estatales. Y está acudiendo al rescate de las administraciones que han fracasado en el intento de llevar banda ancha a todos los ciudadanos.
Provo, Utah, terminó vendiendo su red pública a Google Fiber por $ 1, después de que la red se quedara sin dinero. Eso dejó a los contribuyentes un agujero de $ 3.3 millones en pagos de bonos por año durante 12 años.
En sus planes de convertirse en el mayor operador global de internet, y en la misma línea del avión solar de Facebook que ya vimos en pruebas, Google ha solicitado a la Agencia de Aviación de la ONU que pida a los estados miembros que cedan su espacio aéreo para llevar el acceso a internet utilzando globos. Y los globos, no entienden de fronteras en el mapa.
El Lab X de la compañía, que fue creado para llevar a cabo proyectos de gran visión, dijo que espera establecer una red de globos de helio que floten en la estratosfera y que emitirán una poderosa señal 4G a las zonas rurales y de difícil acceso.
La nueva iniciativa, lanzada en 2013 y conocido como «Proyecto Loon» vió su primer globo despegar de América del Sur en febrero, hasta caer en una plantación de té en Sri Lanka, donde fue descubierto por los aldeanos. Alphabet, se había asociado con Sri Lanka para llevar internet a zonas remotas del país.
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