El pasado mes de diciembre 2015 se alcanzó un acuerdo calificado de histórico en la Conferencia de París COP21 para hacer frente al Cambio Climático. Una serie de medidas y compromisos de los países auspiciados por Naciones Unidas en aras de conseguir reducir el calentamiento global y conservar nuestro planeta. ¿Cómo puede la tecnología ayudar a conseguir esos objetivos tan necesarios? ¿Es posible un desarrollo más sostenible gracias a la innovación? La respuesta son las Smart Cities.
En un artículo publicado en el medio especializado Utility Dive, Jennifer James y Mike Bossom, consultores de la firma especializada en energía Black & Veach exponen su visión de cómo desde el concepto Smart City se puede lograr un futuro más sostenible.
Para ellos, la forma en la que las empresas enfoquen de forma inteligente el uso de la tecnología será crucial para satisfacer tanto las demandas de las poblaciones en crecimiento como la reducción de las emisiones que los acuerdos de París exigen. Esto significa desarrollar sistemas de energía y de comunicaciones renovables, de ubicación flexible e integrada en el entorno, pero sobre todo, fiables.
La definición de «Ciudad Inteligente» sigue siendo algo difusa, pero siempre incluye los conceptos de eficiencia y ecología entre sus requisitos. Las tecnologías aplicadas a los servicios públicos mediante contadores inteligentes, sensores y análisis de datos en tiempo real de forma remota permiten a las ciudades cambiar los patrones de consumo energético y optimizar las infraestructuras tanto en los núcleos urbanos como en las áreas de expansión.
La Conferencia de París puso de relieve la enorme influencia que las ciudades ejercen sobre el clima. Según previsiones de la ONU, el mayor desarrollo urbanizador se producirá en América del Norte, donde se espera alcanzar un 81,5% de población urbana en 2050. Aunque el crecimiento más rápido se está produciendo en las ciudades con menor nivel económico de Asia y África. Las megaciudades con más de 10 millones de habitantes van en aumento y se espera que crezcan de las 28 actuales a 41 en 2030. La ONU estima que las principales ciudades del mundo representan por lo menos el 70% de las emisiones de gases del efecto invernadero.
Semáforos perfectamente sincronizados, sistemas de video vigilancia o acceso universal a WiFi son pasos positivos en la revolución de las Smart Cities, pero todo ello está supeditado a un suministro continuo de energía y su capacidad de conservación y regeneración. Esto significa que lo que realmente marcará la diferencia serán los avances es sistemas de calefacción y refrigeración, suministro de agua y las redes de comunicación, automatizadas y autorreguladas gracias a la gestión de datos. Todo ello, herramientas imprescindibles para el ahorro de costes y de emisiones.
Entre las posibilidades que la tecnología Smart City permite en materia de conservación medioambiental. los consultores de Black & Veach destacan las siguientes:
Smart Grid: Modernización de la red eléctrica con detección avanzada, automatización, control y tecnologías de análisis. Además de proporcionar mayor interactividad en la eficiencia y fiabilidad es un paso clave para la integración de las energías renovables en la red principal.
Building Energy Management: La utilización de sensores inteligentes, software y otras TIC en la construcción puede impulsar los cambios de consumo y la reducción de emisiones.
Adaptative Planning: La gestión de datos en la nube y el análisis por capas del Big data puede ayudar a tomar decisiones y planificar de forma optimizada las demandas energéticas y la utilización de servicios.
Vehículos Alternativos: El transporte es el segundo mayor causante de las emisiones de gases de efecto invernadero. Los vehículos eléctricos o de hidrógeno necesitan de la creación de una red de estaciones de carga con su propia logística que requiere de tecnología y aplicaciones específicas para el ahorro de costes y garantía de suministro.
Gestión del Agua: Las necesidades de ahorro en este bien imprescindible y la gestión de su recuperación y reciclado encuentran en los dispositivos de medición inteligentes un arma extremadamente útil para detectar fugas y pérdidas con rapidez o predecir la demanda buscando patrones y anomalías.
Alumbrado Público: El uso de iluminación LED no sólo supone un ahorro de energía, sino que proporciona información precisa sobre cortes y otras incidencias. Se pueden regular de forma remota para reducir el consumo y gestionarse mediante dispositivos inteligentes M2M que detectan patrones y momentos de necesidad o no de la iluminación.
Master Planning: Algunas ciudades ya están dando pasos globales para gestionar todos los servicios y el funcionamiento diario de forma inteligente, desde el alumbrado a la recolección de basura, la gestión de tráfico, urbanismo, conectividad wifi y resto de servicios. El conjunto de medidas repercutirá en una reducción generalizada de consumos energéticos y por tanto de su huella ecológica. La implantación de todos estos avances depende de forma crítica de las infraestructuras en materia de conectividad entre dispositivos —Machine to Machine— o lo que es lo mismo la Internet de las Cosas. En el vídeo de Black & Veach podemos comprender el estado actual de esta industria Wireless.
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Fuente: Utility Dive