Una forma de convertirnos en cyborgs es implantar microchips a los trabajadores de las empresas que funcionan como las tarjetas habituales para puertas de acceso u operan con ordenadores y compran en máquinas expendedoras. Y ya es una realidad.
Esta tecnología en sí misma no es una novedad; el uso de chips para los animales, o en el rastreo de las entregas de paquetería por parte de las empresas es habitual. Pero nunca se había utilizado para las personas.
Un cíborg, tal y como lo acepta ya la RAE, es un organismo cibernético. Es decir, un ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos, generalmente con la intención de mejorar y, en algunos casos, suplir sus capacidades.
Según esta definición una persona portadora de un marcapasos o un implante coclear, podría ser considerada como tal.
Sin embargo, el hecho de emplear chips implantados con otros fines simplemente prácticos, no parece ser bien aceptado.
La primera oficina que implanta chips a sus empleados
Epicenter es una compañía pionera en ofrecer implantes de chips a sus trabajadores. Esta compañía sueca comenzó a implantar los microchips en el año 2015. Hoy ya son 160 empleados los que han aceptado voluntariamente su uso.
Hanne Sjöblad, biohacker y uno de los pioneros en esta tendencia, nos llama a reflexionar sobre las razones por las cuales esta tecnología que lleva veinte años en uso y lo hemos estado implantando en animales, nos interesa ahora para los humanos. En su opinión, la respuesta está en la “explosión” del Internet de las Cosas (IoT), es un paso natural en nuestra relación con la tecnología.
El microchip es como un grano de arroz con un revestimiento biocompatible, mide 2×12 mm., y se implanta fácilmente en una mano.
Su objetivo es una cuestión de comodidad, de ofrecer el control del entorno digital de su portador: como tener acceso a la oficina o encender el ordenador sin llaves, tarjetas ni claves.
Los chips no permiten el rastreo
Ante la pregunta inevitable: ¿una vez que me implantan el chip, me pueden rastrear? Sjöblad es tajante: no. El chip no lleva batería, no puede enviar una señal por sí solo. Solo se activa ante un lector o un smartphone, el resto del tiempo permanece inactivo.
Su mejor uso: la salud
El reto más importante ahora, sería centrar su uso para la salud. Saber qué necesita nuestro cuerpo; como beber más agua, tomar más o menos sal o hacer ejercicio. Y en qué momento. La tecnología médica ya ha desarrollado marcapasos cardíacos, implantes auditivos, bombas de insulina… Probablemente este solo sea un paso más.
La entrevista completa de El futuro es One a Hannes Sjöblad, está disponible en ONE:
https://youtu.be/NFToZkGGWzU
El primer cíborg reconocido legalmente por un gobierno
Neil Harbisson, padece una extraña enfermedad congénita llamada acromatopsia que limitaba su visión al blanco y negro y es el primer hombre que ha sido reconocido legalmente como un cíborg, desde el año 2004, cuando la administración británica aceptó su foto para el pasaporte con el “eyeborg”, un dispositivo diseñado por él mismo.
El eyeborg, creado por Harbisson es un sensor conectado a su cerebro con una antena que envía señales a un chip implantado en su cráneo; este chip convierte las frecuencias de luz en vibraciones para poder de escuchar las frecuencias de los colores.
Él defiende el derecho de los humanos a convertirse en cíborgs incorporando tecnología a nuestros cuerpos y cree que en un futuro cercano el suyo no será un caso extraño, puesto que la biología tiene limitaciones que podremos suplir con la tecnología y afirma que “todos los humanos estamos en transición de convertirnos en cíborgs”.