El siglo XXI empezó con dos décadas de retraso. En concreto lo hizo en marzo de 2020. Aun no lo percibimos en toda su intensidad, pues se precisa perspectiva para verlo en toda su dimensión. Lo descubriremos en unos años, cuando se estudien las repercusiones en las relaciones laborales, personales, culturales y económicas de todo lo que ha pasado en los últimos meses. Será en el ámbito acerca del puesto de trabajo, que esos cambios habrán sido absolutamente radicales. Algo que, aunque lo parezca, no tiene que ver tanto con el teletrabajo u otras variables tecnológicas, sino con el conjunto de transformaciones que estamos sufriendo precisamente de la mano de esa tecnología y del modo en el que trabajamos con ella. Es mucho más profundo de lo aparente.
Algo ha cambiado para siempre. El puesto de trabajo exige una nueva definición. Seguramente, el propio contrato social que denominamos ‘empleo’ vaya cambiando.
Ya no se trata sólo de trabajar en remoto, ahora hablamos de trabajar como queramos, donde queramos y en base a unos objetivos flexibles. Eso ya no es anecdótico, empieza a ser cada vez más habitual.
Durante el mes de junio he podido tomar el pulso a cómo está cambiando el puesto de trabajo en nuestro país. Ha sido algo enriquecedor pues no sólo ha sido desde un punto de vista empresarial, sino también acerca del modo en el que ha afectado ese obligado trabajo en remoto a las propias administraciones públicas.
Ha sido de la mano del ‘Ciclo Virtual de Vodafone Business’ y del Observatorio Vodafone de la Empresa que, a lo largo del último mes ‘nos ha llevado’ por toda la geografía española. Hemos estado en nueve puntos del país con eventos focalizados en el análisis del nuevo puesto de trabajo, los fondos Next Generation y la oportunidad que supone el momento actual para modernizar el modelo productivo de nuestro país.
Ciertamente, para hablar de virtualización del espacio laboral, se debía hacer de este modo, en formato virtual pero respetando de algún modo la ‘antigua’ distribución analógica de un tour, de un ciclo de eventos en el que he entrevistado a más de 30 altos ejecutivos de organizaciones empresariales líderes y a altos cargos de las administraciones públicas regionales.
Algunas de las conclusiones con las que me quedo tras este apasionante ciclo son:
- que el cambio de las nuevas formas de entender la empresa y las administraciones se refleja en las nuevas formas de trabajar,
- que la tecnología como habilitadora de esta nueva forma de trabajar se apuntala en el Cloud, el 5G, la Ciberseguridad y los RPA,
- que el cambio de mentalidad por parte de los directivos y de los empleados es un hecho. Ahora somos más flexibles, dinámicos, eficientes, y sostenibles,
- que para gestionar un tiempo incierto como el que nos ha tocado vivir debemos ser flexibles en nuestro modo de trabajar, algo que sólo se puede lograr de un modo razonable, con tecnología;
- y que, sin duda, en la transformación de nuestras empresas se precisa de un acompañante, un buen partner para que todo suceda según un plan adecuadamente diseñado.
En definitiva, ha sido un ciclo extremadamente nutritivo para todos. Para los participantes, para el enorme número de asistentes en cada sesión y, especialmente, para mí. El nuevo puesto de trabajo ya no es algo del futuro. El siglo XXI dejó de esperar. Empezó hace poco, pero acelera a una velocidad inédita. ¿Aceptas el desafío?