La industria del entretenimiento continua explorando los límites y posibilidades de los servicios en streaming, tratando de convertir en aliada definitiva una tecnología que en un primer momento pareció representar su principal amenaza. El éxito del modelo Netflix y HBO, y la popularidad de plataformas como Spotify —aunque ésta última de rentabilidad todavía en cuarentena— animan a nuevos actores a construir sus propias alternativas en un mercado que empieza a consolidarse.
Así lo anunció recientemente Disney pero no será el último en mover ficha
Los activos en el negocio del streaming son dos, los clientes y los contenidos. Es por eso que sólo gracias a la producción propia han sido capaces de despuntar los dos líderes del momento, Netflix y HBO. Sin embargo hasta disponer de suficiente catálogo, y para atraer el mayor número posible de clientes, siempre han ofrecido material de terceros como el exitoso catálogo de Disney. Al mismo tiempo para las productoras era más sencillo comercializar sus productos en plataformas que arriesgaban invirtiendo en promoción pero sobre todo en soluciones tecnológicas.
Aunque lo más arriesgado de todo era crear una cultura de consumo que representaba una incógnita ¿Pagarían los espectadores de todo el mundo por los contenidos online? Netflix y HBO lo han conseguido.
Disney tendrá su propio servicio streaming y Apple podría ser el siguiente player.
Como ocurre en todos los sectores, una vez creada la demanda por los líderes pioneros, es el momento de competir. A nadie le gustan los monopolios y si estás acostumbrado a ser un gigante que marca el camino, menos. Así lo ha debido pensar Disney cuando anunció que en breve abandonará la plataforma Netflix para crear la suya propia. Y hay que recordar que Disney es mucho más que los clásicos animados. Entre sus franquicias millonarias está la saga Star Wars, la animación de Pixar, las historias de Marvel o las exclusivas deportivas de ESPN.
Para extender sus servicios de streaming, The Walt Disney Co. tomará el control mayoritario de BAMTech, un brazo de streaming de la Liga Mayor de Béisbol derivado el año pasado de Baseball Advanced Media, por $ 1,58 mil millones.
Cuando el acuerdo se cierre, Disney será dueña del 75 por ciento de BAM Tech, por encima del 33 por ciento que adquirió por mil millones de dólares como parte de un acuerdo anunciado el año pasado.
Apple también quiere su parte del streaming
Por su parte, Apple podría estar trabajando también en la creación de contenidos propios, según ciertos rumores y fuentes citadas por la AFP. Aunque Apple no ha revelado ningún plan públicamente, circula un informe de que el fabricante de iPhone podría invertir mil millones de dólares en sus propios shows. Informe que la compañía se habría negado a comentar.
Los analistas creen que la inversión en contenidos estaría relacionada con el lanzamiento de un decodificador de Apple TV conectado a Internet.
Estos expertos consideran que el contenido original y exclusivo es imprescindible para lanzar un servicio de streaming de vídeo viable. Se espera que Netflix gaste alrededor de $ 7 mil millones este año en contenido. Razón por la que Netflix se describe a sí misma como la red líder mundial de televisión por Internet, con 104 millones de miembros en más de 190 países.
Y la música también busca su hueco en streaming
Que la música no pare
Aunque como modelo de negocio los balances de Spotify aún arrojen muchas dudas, lo que no admite discusión es la aceptación del público por el formato. La diferencia de rentabilidad con Netflix es una vez más la dependencia del contenido de terceros y el pago de las licencias y derechos de autor de sus propietarios. Al no ser un negocio vertical como las plataformas de vídeo, o de contenido gratuito como el que ofrece Youtube generado por los propios usuarios, vender música por un cuota no genera los mismos márgenes.
Aún así, la realidad es que Spotify tenía 60 millones en julio de 2017 , y prevé añadir otros 10 millones a finales de año – pagando para acceder a un catálogo de más de 30 millones de canciones.
Paradójicamente, los artistas tampoco obtienen rendimiento suficiente de este negocio. Algo con lo que ni las grandes figuras están contentas pero que se ven obligadas a aceptar. Menos de tres años después de que la estrella pop Taylor Swift anunciara que eliminaba su música de Spotify, la cantante más vendida vuelve a estar en línea. Las marcas y artistas independientes tampoco pueden negociar con grandes agregadores digitales como Spotify o Deezer para obtener tarifas más favorables, y se ven obligados a aceptar los términos dados.
Tal y como ocurría con SoundCloud, que dio a los músicos emergentes y de nicho un lugar para compartir su música, los sellos indie están desarrollando ahora sus propios servicios de streaming para asegurarse de que sus artistas obtengan la mejor exposición y el mejor trato. Es el caso de Apton lanzado en marzo de 2016 que opera a un precio competitivo, con un catálogo más selectivo que representa varias etiquetas galesas. Lo que es más importante, devuelve un precio mucho más justo a sus artistas. Otros servicios similares son The Overflow and PrimePhonic donde los usuarios pueden explorar su música favorita más fácilmente en comparación con los principales servicios de streaming de mercado masivo, donde las recomendaciones de mercado masivo se generan a través de listas de reproducción populares.