La robótica y la tecnología M2M basada en máquinas autónomas, o robots, no sólo supone una ventana de cambio para los ingenieros y desarrolladores. Con el tiempo, la Internet Industrial desdibujará los límites de los diferentes sectores, o dará lugar a otros nuevos híbridos, como la medicina digital, la agricultura de precisión o la fabricación inteligente, por nombrar algunos. Estas nuevas industrias generarán nuevos trabajos en los que la intervención humana sea diferente a lo que hoy podemos conocer como operario industrial. Algunas funciones les resultarán familiares, pero requerirán mayores habilidades y capacidad de análisis en el uso de la tecnología digital. Cuanta más importancia ganen las máquinas asumiendo las tareas rutinarias o peligrosas, los puestos de trabajo también dependerán cada vez más de ciertos atributos humanos únicos, tales como la capacidad de resolución de problemas creativa, formas complejas de comunicación, reconocimiento de patrones de gran marco, los procesos colaborativos o la capacidad de adaptarse a situaciones desconocidas.
En la fabricación inteligente, por ejemplo, fábricas altamente automatizadas pueden requerir un menor número de trabajadores de la producción manual o de operadores de máquinas en los almacenes. Pero al mismo tiempo, habrá una mayor necesidad de más expertos capacitados para analizar los datos y resultados, tomar decisiones con habilidades digitales y centrarse en las tareas que no se pueden automatizar, incluida la planificación de sistemas, ingeniería, manejo de excepciones, la coordinación y orquestación, etc. Mediante el uso de robots, Marlin Steel —un fabricante metalúrgico con sede en Baltimore, Maryland— ha migrado correctamente a sus trabajadores existentes, de empleos inseguros y rutinarios de elaboración de metal a mano a puestos de trabajo más seguros e interesantes, como supervisores de robots.
El resultado fue un aumento significativo de productividad y calidad que permitió cuadruplicar el salario de los los trabajadores por hora. Esto, a su vez, dio lugar a una creciente demanda de productos de Marlin Steel y la contratación de un 25% más empleados.
Unos escalones antes, serán necesarios diseñadores de robots, gerentes de modernización de la red e ingenieros industriales en general. La mayor parte de estos puestos de trabajo exigirán fuertes habilidades interdisciplinares, incluyendo un conocimiento profundo acerca de las necesidades específicas de cada industria sobre las nuevas tecnologías, software y Big Data, o en experiencia de usuario y comunicación entre humanos y máquinas. Pronto, las plantillas de las empresas no estarán sólo formadas por eso que hasta ahora conocíamos como Recursos Humanos.
Robots y humanos trabajando juntos.
Los robots son un microcosmos propio de la Internet Industrial. Cuentan con tres capacidades básicas: detección y análisis, procesamiento de la información y realización de tareas, a veces basadas en las dos primeras capacidades y otras de forma programada, aunque la mayoría de los robots industriales actuales, como los brazos de control avanzado, cuentan con capacidades de detección y razonamiento limitados. Al igual que las máquinas que les rodean, estos robots están preconfigurados para llevar a cabo tareas repetitivas y estructuradas.
Como los sensores, hardware y software continúan mejorando, los robots serán más inteligentes y autónomos en sus funciones mientras trabajan bajo la dirección humana. Por ejemplo, los robots con el tiempo será capaz de entender el mundo físico a su alrededor, casi de la misma forma que lo hacen los humanos. Como resultado, aparecerá libremente robots en entornos abiertos, tales como oficinas, hogares y centros comerciales, haciendo tareas que sólo los humanos realizan hasta hoy. Se espera que el uso de robots de servicio doméstico o personal crecerá más rápido que el uso de robots industriales en el futuro cercano. De hecho, el iROBOT, una aspiradora domestica autónoma ideada en 1990 por varios especialistas del MIT fundadores de la empresa que lo fabrica, se ha convertido en el robot más vendido de la historia con más de 10 millones de unidades y unos ingresos anuales que permiten dar trabajo a más de 500 personas en todos sus departamentos.
Algo que distingue la próxima generación de robots industriales, como Baxter o Universal Robots, es su capacidad para trabajar con seguridad junto a los humanos. Nuevos sensores y software permiten a estas máquinas detectar y evitar colisiones con la gente, y cuentan con un software reprogramable que les permite «aprender» de los trabajadores humanos cómo realizar nuevas tareas. Universal Robots asegura que es posible instalar uno de sus brazos robotizados en menos de un día incluso por un trabajador poco especializado y que programar la primera tarea sencilla lleva menos de una hora. Con esta flexibilidad es posible además reconfigurar sus funciones para pequeños lotes o procesos puntuales. Aunque lo más importante que promete es que gracias a su sistema de seguridad aprobado y certificado por TÜV el 80% de sus miles de equipos instalados opera sin resguardos de seguridad, una vez evaluados los riesgos y evitan lesiones por esfuerzos repetitivos y la mayoría de accidentes laborales. Estas características, significan que los robots serán desplegados más ampliamente como compañeros de trabajo humanos.
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Según un estudio de Bank of America Merrill Lynch los robots pasarán a ejercer el 45% de los trabajos de fabricación en los próximos 20 años, frente al 10% actual y el mercado de la inteligencia artificial alcanzará un volumen de 152.000 millones de euros en 2020 en sectores tan diversos como la defensa en industria aeroespacial, transportes, finanzas, salud, servicio doméstico o minería. Así, no sólo conviviremos con robots en los puestos de trabajo sino que serán habituales los coches sin conductor o los servicios médicos o sanitarios de asistencia personal.
Imágenes y vídeo cortesía de Rethink Robotics, Inc.